Un día, Ibrahim Dieng recibe una carta con un giro postal por valor de veinticinco mil francos CFA que le envía su sobrino, un barrendero de París. Ibrahima, que está sin trabajo en Dakar y tiene una familia numerosa que mantener, solo puede quedarse con 2000 francos, ya que debe reservar una parte para su sobrino y el resto para su hermana. Pero la noticia se extiende rápidamente por su barrio… Varias mujeres, vecinos y familiares ven en esta promesa de dinero su salvación. Ibrahim es generoso y no rechaza hacer préstamos ni pequeñas donaciones. Sin embargo, cuando va a cobrar el cheque, le piden su documento de identidad, algo que no tiene y que no puede obtener sin un certificado de nacimiento.